Soy la palabra que no espera
el ruido que hace hablar a tu silencio
el nudo de la cinta de tu pelo
la mirada que quiere subir a tu marea

El canto de esperanza en el asfalto
los dedos torpes que sueñan con tu espalda
las amarras de un barco encallado
el asesino sin culpa ni redada

Desde mi ventana

Desde mi ventana

martes, 10 de marzo de 2009

Seis horas mirándote

Seis horas mirándote

privilegio por el que vale la pena vivir

No sé si fue un latido, no sé si fue una tarde

o una tarde de latir


Hola, cómo estas, dijo, se le cayó una risa

que recogí rápido pero sin prisa

acompañame, repitió, voy a ver si llueve

cómo no, respondí, lo que sea con tal de verte


Vamos, que el sol quema, te invito a un café

y aunque yo no tenía ni hambre ni sed

me entretuve con su mirada perdida en la ventana

soñando quizás un aroma, revolvía mi té


Un abrazo, cuatro miedos, dos manos al cuadrado

no me importa como estés, torcida o de costado

tengo miedo, dije, pero no se de qué

calla, que más vale jugar que perder


Y animate, pierde, tira la toalla del cobarde

cantaban a coro las palomas en el parque

callaron los árboles, silencio y al fin un beso

a cada mano una mejilla, cuatro ojos ciegos


Volvamos, dijo ella, que se hace tarde

como si hubiera olvidado las agujas del reloj

con los ojos cambiaba el semáforo de la calle

con las manos aliviaba mi dolor


Y ahora no sé si caeré otra vez en el lodo

vaya formas de recordar tiene uno

Y ahora creo que no hay manera ni modo

de cantarle en el momento oportuno


Será que me han crecido las jorobas

que no soy príncipe que trepa por su pelo

que no tengo alas, que no sé de cielos

que por soñar me quitaron la corona

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