No tenía ni deseo ni asombro
cuando alumbraste mi tarde con tus hombros
yo miraba con desgano la pared de mi jaula
te observaba con barrotes desde el fondo del aula
No encontraba porque no buscaba
no abstraía porque no sabía ni sumar
yo mentía que pensaba, yo hacía que restaba
vos enseñabas la certeza de igualar
No llegábamos ni a jóvenes promesas
.
con apenas diecisiete primaveras
.
nadie avisó que me sentías
nadie se enteró de mis manías
El mar hacía estruendo con su espuma
su ruido tapaba el temblor de mis piernas
cuando las manos con paciencia y con ternura
probaban el sabor de la inocencia
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