Se parte la tarde, las ventanas cansadas del mundo
calla el sol en la puerta que se abrió de par en par
de tanto cerrar y yo tan frágil como siempre, tan desnudo
que el verano me da frío igual que a vos, ¿y a quién llorar?
Nunca entendí los sortilegios, ni el laberinto, ni el espejo
que hoy pregunta y yo no sé qué responder, tal vez
el privilegio de saber querer no llegó, se cayó al suelo
quedó enterrado no me preguntes dónde, ¿a qué después?
Si callo el filo del silencio corta y ya no quedan más notas
no sé bailar, no sé cantar afinado tu vals, maldito paladar
que no sabe distinguir cuando el manantial se colma
ni la paradoja de alejarse para que vuelva a llamar ¿a qué esperar?
No sé si dije ya: no me gusta hipotecar quimeras vanas
ni cruzar fronteras, ni forzar la cerradura de la puerta
para quedar tiritando en la vereda, ni tocar madera
ya hay cristal roto en la mañana, qué pecado, faltan ganas
O quizás sobran pero no sé llevarlas como corresponde
¿por qué todos se agitan si se rompe el molde?
más vale una risa bien robada, un beso del revés
una mano en la espalda sin preguntas ni tal vez
Pregunto si es mejor apurar mi redada, no tengo coartada
me falta una verdad, varias certezas, balas y refuerzos
si quedo al descubierto nadie va a venir a curar y nada
hace que venga a buscar, ¿hasta cuándo estaré cuerdo?
Se me hizo tarde, cayó la lluvia, no hay paraguas ni señal
pensaba que era más temprano, será que no atrasé el reloj
o simplemente me perdi y nadie sabe qué decir ni qué amar
si la corriente no ayuda me ahogaré, ¿cuándo contaré hasta dos?
Olvidé el calendario, el abecedario, los números, las cartas
y no sabes contar cuánto vale el aire en las heridas de la carne
quizás sea tarde o demasiado temprano para calibrarme
otra vez perdí la brújula del neceser, pido apelación, ¿alcanza?
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