Ella camina sola en el mar de los recuerdos,
entre las ataduras, las amarras de los puertos,
nadie le enseño que uno solo se ayuda,
que la autonomía perdura tanto como la voluntad
Bebe de las fuentes más saladas que encontró,
planea mil viajes entre soles donde ya navegó,
sueña con que me aparezca en su ventana
como cada mañana, antes que salga el sol
Y pide perdón cuando se equivoca,
sonríe y casi ni se nota que hasta ayer supo besar,
suspira y lo pide a gritos, casi con toda la boca,
como si se apagara en sus labios la última verdad.
No quiere faros, no quiere madrugadas,
sólo quiere alguien con quien salir a andar
Y yo vuelvo a casa con los pies cansados,
los talones gastados de tanto andar por la ciudad,
con el vaho cansado y ansiando el último beso por dar,
perdido entre los ramos de azar, entre las flores marchitas del hogar.
Y ahora vuelvo y me sonríe con toda la boca
y ahora sí se nota lo bien que sabía besar,
y ahora sí recuerdo la locura, la ansiedad,
la fuerza, la certeza de volver a amar
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