Soy la palabra que no espera
el ruido que hace hablar a tu silencio
el nudo de la cinta de tu pelo
la mirada que quiere subir a tu marea

El canto de esperanza en el asfalto
los dedos torpes que sueñan con tu espalda
las amarras de un barco encallado
el asesino sin culpa ni redada

Desde mi ventana

Desde mi ventana

martes, 21 de abril de 2009

Mañana, tal vez




Quizás sea un anhelo dulce porque nunca sucedió. Quizás el mismo diablo que jura jamás tiene un querube en la vereda de enfrente que siembra esperanza con la mano abierta e inocente, como si no conociera ni por asomo los laberintos que se esconden detrás de una promesa.
Tampoco se trata de una quimera, ni de un sueño, ni de una espera, ni de un pedido, ni de una promesa y quizás ni siquiera se trate de una esperanza: sólo se trata de un anhelo.

Anhelo que veo en las primeras páginas del libro que empiezo por la noche tapado hasta la nariz en mi cama y degusto como si fuera tu boca húmeda; que sueño en mis manos suaves en plena madrugada cuando el alba me mueve el cuerpo sobre la frazada y me incita a levantarme; que siento en mis ojos cargados, llenos y nítidos en el lado izquierdo del espejo del baño, justo enfrente de la puerta cansada; que siento en las piernas que tiritan de frío por el aire que se cuela entre las hendijas de la ventana circular. No deja de ser una lástima que no puedas verlo ni sentirlo.

Y sin embargo no hay tristeza. Tampoco nostalgia. Porque no se puede extrañar lo que podría pasar y no pasó. Entonces la mañana se levanta besando al otoño, cálida, hermosa. La brisa cae suave y bella como una canción de Norah Jones, la cafetera emula al paraíso (aquel que Santo Tomás no pudo ni soñar) y no hay más que echarle delicadamente polvo como si fuera una caricia en la espalda de una mujer y empezar el camino hacia lo que no se sabe.

Fresco el rostro inclinado, tibias las manos abrazando la tasa, húmeda la nariz como si te rozara, dulces los labios como si te besaran emulan tu silueta, sonriente y hermosa, tímida, que no hace otra cosa que sonreírme frente al espejo del desayunador y me hace cantar casi en susurros, como si fuera a despertar a los niños de enfrente: how I wish you were here.

Pero sin dejar caer ni una lágrima porque el deseo no se cumpla.

No por vanidad, tampoco por dejar que la cáscara empañe la fruta: sólo sé que cada noche abriré la ventana, dejaré la puerta abierta, leeré decenas de páginas que te recuerdan, abrigaré mi cuerpo con lo que haya, cerraré los ojos y abrazaré la almohada casi contra la pared como si fuera tu cuerpo tibio con el que jamás dormí y pensaré que pronuncio: hasta mañana, tan por lo bajo que sólo podrías oírlo si me estuvieras escuchando; y lo escucharías tan particular que quizás el eco y sus dudas no te dejen dormir cuando te vayas lejos.

Sólo entonces dejaría que el peso del cuerpo se acomode en la cama y estiraría brazos y piernas emulando ese abrazo anhelado.

Sólo entonces podré dormir como se dice que está bien y podré despertar quizás con tu contrapartida de mi máxima: buen día.

Ayer no. Hoy tampoco. Mañana, tal vez.

4 comentarios:

Pato dijo...

Dichosa será la mujer que te inspira y no digo será por que no exista, pero no fue ayer, no sera hoy , pero puede que lo sea mañana, cierto.
Yo no puedo decirte mas, que escribis de mil maravillas, y que leerte es ver imagenes con los ojos cerrados, donde hay talento lo hay.
Y si esto no es dulzura, que se me caiga en este mismo instante el planeta ensima y yo, deje de existir.


Dulce, casi casi como quien escribe, supongo.


Un besote Facu :)

HUMO dijo...

Que bello relato, que hermosa confesión, una que tal vez ni siquiera sea leída por ella o quizá si, pero creo que jamás se daría cuenta, ese amor callado, ese amor amor!

Besos precioso me has echo llorar!

=) HUMO

unicadebilidad dijo...

Es hermoso lo que escribís...quien pudiera tener esa especie de facilidad verbal,porque tiene pintada la palabra esperanza por todos lados y la vida siempre sigue cuando esperamos algo,eso, ya es demasiado.


Me alegro que estés leyendo ese libro,yo estoy leyendo Sociología jaja y estuve con Marx todo el día hoy!(mientras viajaba de ida y vuelta)


besos...
RoSaNiTa!*

Marijose dijo...

Que lindo relato y que lindos sentimientos, también ella será afortunada por poder decirte Buenos Días, no me cabe duda alguna porque quien así escribe es porque así siente.
Un beso enorme!!!