Es siempre la noche achacando tempestades, la mirada perdida con los ojos cerrados, una brisa que ingresa por la ventana siempre abierta y allí estás, dormida entre una luna que robé de un diciembre cansado, con un ronroneo felino entre dos sábanas desiertas, una mano tibia buscando hueco, un abrazo leve que confunda el sueño con las ganas de faltar al trabajo, una esperanza calma que crece detrás de esa sonrisa de niña tímida y feliz.
Soy la palabra que no espera
el ruido que hace hablar a tu silencio
el nudo de la cinta de tu pelo
la mirada que quiere subir a tu marea
El canto de esperanza en el asfalto
los dedos torpes que sueñan con tu espalda
las amarras de un barco encallado
el asesino sin culpa ni redada
el ruido que hace hablar a tu silencio
el nudo de la cinta de tu pelo
la mirada que quiere subir a tu marea
El canto de esperanza en el asfalto
los dedos torpes que sueñan con tu espalda
las amarras de un barco encallado
el asesino sin culpa ni redada
Desde mi ventana
martes, 13 de diciembre de 2011
jueves, 1 de diciembre de 2011
Haberes
Hay una calma que duerme en el último rincón
de ese abrazo irrepetible y repetido
Hay un lamento inoportuno sin futuro ni destino
Hay una noche más y siempre eterna
Hay un cigarro apagado detrás de tantos otros
y otros otros que no habrá
Hay una pausa que no llega
y tantas vueltas alrededor de nada
Hay unas ganas que me empujan
pero tan mal que me alejan
Hay una playa que me espera
y una capitana siempre fiel
Hay una dulce siembra
en la raíces de tu piel
Hay tanta prisa incomprensible
por fundar el ayer
un pasado irrepetible
y las broncas del no hacer
Hay una lágrima partida
en las cenizas del después
hay una parte de adelante
con sentidos y sin pies
Hay una llama que te busca
en cada nuevo amanecer
hay un niño que pelea
para no retroceder
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