No me preguntes cuánto falta:
nunca me importó llegar.
Nunca hice las maletas
todavía no aprendí a caminar.
Queda tanto por viajar, sube,
que quizás no haya otro tren
para guardar las sorpresas que te tengo
como un querube esperando volar
Tenías más sonrisas que las que podía contar,
te faltaban varios sueños para poder ir a jugar.
Nunca te dije que espiaba detrás de la alcoba
ni que tenías más tiempo que ropa.
Te guardo más caricias que las lunas que te habitan,
¿dónde se irán las manos cuando baje la marea?
Cuida estas bitácoras incompletas
que no le hacen falta escaleras a este capitán