Debes saber que te olfateo mientras duermes
porque aunque no haya cucha ni techo
ni garitas, ni cunas, ni desvelo
yo llevo la pasión entre los dientes
Me encontraste entre los huesos perdidos
en el altillo de las lágrimas de los sabuezos
en las veredas sin correas ni paseos
en el vaso amargo de los besos sin hocico
No me pidas que me quede quieto
si te veo sola acariciando un duende
entre el aullido de los atardeceres
Pero si la noche es larga y fría
y el eco de la prisa llama a tu suerte
te ruego no me ladres: mordeme