Soy la palabra que no espera
el ruido que hace hablar a tu silencio
el nudo de la cinta de tu pelo
la mirada que quiere subir a tu marea

El canto de esperanza en el asfalto
los dedos torpes que sueñan con tu espalda
las amarras de un barco encallado
el asesino sin culpa ni redada

Desde mi ventana

Desde mi ventana

jueves, 30 de septiembre de 2010

Recordarás






Recordarás la madrugada

en la que entré por tu ventana

a buscar los colores

de aquel mañana que soñamos


Agujas inclementes no podrán

comprender por qué sigues cansada

aunque no hayas dormido, no tocarán

nunca la paz que siembras en el alba


Seguiremos maullándole al asfalto cuando cante

y corran las alarmas con traje y corbata

por la vida, por el centro de estas calles

No habrá despertador, ¿quién nos quita la redada?


Volveremos a mentir que se hará tarde

esperará en la parada aquel ramo de rosas

que perfume tus pestañas, fuertes, luminosas

¿quién dirá que es lujo ser responsable?


Vuelve pronto que el otoño ya se fue

con las flores de tu pelo por estas calles

que la noche espera otra vez

que esta cena dice que somos los mejores

Misterios





Despertarla hubiera sido cruel. No con ella, sino conmigo. Demasiado había allí, tan perfecto, acariciable y a la vez tan intangible como esa paz que transmitía entre recovecos. Tenía la maravilla de confundirme con una gracia inigualable entre sus sueños, y yo me perdía a punto tal de no distinguirlos de los míos.

El día que comprenda cómo puede ser que ilumine con los ojos aún estando despierta, habré resuelto un gran enigma. Si hasta cuando calla parece hablar, si estando quieta su pelo parece moverse y mullirse en la almohada, si su espalda parece un banco de arena, si su pecho tan suave, si su cuello tan de niña, si sus mejillas más aún.

Misterios tiene la vida y a veces mejor no develarlos. No, mejor conservar esa magia , tan pura, exquisita, inacabable, tan perdurable en el tiempo que no se sale del asombro.


Mejor acurrucarme, antes que despierte